Trujillo en Línea.- (Por: fray Héctor Herrera) Domingo de Ramos. El pueblo sencillo le aclama ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!(Lc. 19,38). Ya el profeta Isaías había anunciado al «Mesías», el ungido, siervo, enviado de Dios, que venía a proclamar la salvación de Dios, a instaurar en la tierra “el derecho y la justicia”.
Son los sencillos como hoy, que proclaman a un mesías humilde, montado en un pollino como lo describe el profeta Zacarías (Zac 9,9 ss). Su vida y su modo de actuar hieren la soberbia de las autoridades políticas y religiosas, quienes ya habían tramado su muerte. Ellos se iban a servir de uno de sus discípulos para cumplir con su propósito. Este hecho será motivo de su detención, juicio y condena a muerte.
Jesús era consciente que iba a correr la misma suerte de los inocentes a través de la historia, de los que son un obstáculo para el pecado encarnado en quienes dirigen las formas de vida injustas. Nos da una hermosa lección a sus discípulos, cuando comparte el don de la cena: Él se entrega como comida y bebida. Aún más nos enseña que Él, don del amor supremo de Dios, ha venido para servir y no para ser servido. Este amor es tan fuerte hasta la muerte. Nuestra conducta debe ser no la imposición o el dominio sobre el otro, sino el servicio con amor. La solidaridad como una entrega constante y generosa.
«Os digo —afirmó el Papa Francisco— que hoy hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia. Numerosos hermanos y hermanas nuestros dan testimonio de Jesús y son perseguidos, son condenados porque poseen una Biblia. No pueden llevar el signo de la cruz». Este es «el camino de Jesús, pero es un camino gozoso, porque jamás el Señor nos pone a prueba más de lo que podemos soportar».
Así lo entendió Mons. Oscar A. Romero, Arzobispo del Salvador, quien arriesgó su vida a favor de los pobres de su pueblo: “Quiero hacer un llamamiento a los hombres del ejército, en concreto a las bases de la guarida nacional matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que viene de un hombre, debe prevalecer la voz de Dios que dice ¡No matar! Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios una ley inmoral nadie tiene que cumplirla. En nombre de Dios y de este sufrido pueblo…les suplico, les ordeno en nombre de Dios ¡Cese la represión! (D. 23.3.1980).
Fue asesinado al día siguiente 24.3.1980. “Cuando seguimos a Jesús, sucede esto. Pensemos si tenemos dentro de nosotros la voluntad de ser valientes en el testimonio de Jesús». Pensemos también, nos hará bien, en los numerosos hermanos y hermanas que hoy no pueden rezar juntos porque son perseguidos. «Pensemos: ¿estoy dispuesto a llevar la cruz como Jesús, a soportar persecuciones para dar testimonio de Jesús, como hacen estos hermanos y hermanas que hoy son humillados y perseguidos? Este pensamiento nos hará bien a todos». (Homilía 04.3.2014 El martirio no pertenece solo al pasado)
Jesús sabe que la pasión no termina en la muerte. Por eso se pone en las manos de Dios “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23,46). Su muerte será el triunfo sobre el egoísmo y las diversas esclavitudes del hombre, para mostrarnos que hay una nueva vida, cuando resucitamos con El para amar como Él nos amó.
DOMINGO DE RAMOS. Ciclo C. D.20.03.2016 Lc. 22,14-23,56
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