Trujillo en Línea.- Con un solo corazón y contemplando el Santísimo Sacramento, miles de fieles de la Arquidiócesis de Trujillo dieron un fiel testimonio de amor y devoción a Cristo Eucaristía, durante la Solemnidad del Corpus Christi Arquidiocesano, en la Plaza de Armas de nuestra ciudad, embellecida con arcos florales y cubierta de alfombras, por donde peregrinó la presencia real en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad del Redentor.
Fueron tres momentos en los que se dividió esta decimoctava celebración que reunió a las principales autoridades políticas, civiles, militares y culturales de la región, así como a los fieles de todas las parroquias de esta jurisdicción eclesiástica.
Luego de amenizar la tarde con diversos cantos eucarístico, nuestro Arzobispo, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte OFM., presidió la Solemne Eucaristía, concelebrada por el Obispo Castrense, moseñor Juan Carlos Vera Plasencia y por el Obispo de Huacho, monseñor Antonio Santarsiero Rosa, OSJ. Asimismo, concelebraron todos los sacerdotes de nuestra Arquidiócesis de Trujillo.
Durante su homilía, el pastor arquidiocesano recordó que en la “Última Cena, Jesús entregó su Cuerpo y su Sangre mediante el pan y el vino, para dejarnos el memorial de su sacrificio de amor infinito. Y con este «viático» lleno de gracia, los discípulos tienen todo lo necesario para su camino a lo largo de la historia, para llevar a todos a la comunión, a la amistad con Dios”.
Remarcó que “Jesús derramó su sangre como precio y como lugar donde fuésemos purificados, lavados de todos nuestros pecados: para no depreciarnos. Mirémosle a Él, bebamos en su fuente, para ser preservados del peligro de la corrupción. Y entonces experimentaremos la gracia de una transformación”.
El Arzobispo se refirió también a los recientes desastres naturales en nuestra región y país: “Hoy, fiesta del Corpus Christi, tenemos la alegría aquí en Trujillo “Ciudad Eucarística”, no sólo de celebrar este misterio, sino también de alabarlo y cantarlo en la plaza principal de nuestra ciudad. Que la procesión que haremos al término de la misa, exprese nuestro agradecimiento por todo el camino que Dios nos ha hecho recorrer a través del desierto de nuestras pobrezas y para hacernos salir de todo lo que nos ha traído el llamado “niño costero, con sus 07 huaicos”.
Finalmente, evocó las palabras del Papa Francisco: «Comed el vínculo que os mantiene unidos, no sea que os disgreguéis; bebed el precio de vuestra redención, no sea que os depreciéis».
La fiesta más grande la Arquidiócesis de Trujillo prosiguió con el recorrido procesional de Jesús Sacramentado, partiendo de la Basílica Catedral, en medio de cánticos, oraciones y súplicas, así como de un ambiente festivo y emotivas muestras fe y devoción a Cristo Eucaristía.
Las andas que llevaban en lo más alto al Santísimo Sacramento recorrió el perímetro de la Plaza de Armas sobre un mar humano que testimoniaba su fe, su amor y su acción de gracias a Jesús, el Señor.
Posteriormente, el prelado trujillano agradeció a todos los fieles por magna demostración de amor a la Eucaristía, así como a las comisiones organizadoras e instituciones que apoyaron para la realización de esta solemnidad. Finalmente, como signo de algarabía y de fiesta, el cielo se embelleció con un extenso festival de fuegos artificiales, dando así por concluida la celebración.
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