Concluyó con éxito el Tercer Congreso Nacional Misionero

Trujillo en Línea.- El  Arzobispo de Trujillo, monseñor  Miguel Cabrejos Vidarte OFM, presidió la ceremonia litúrgica de clausura del Tercer Congreso Nacional Misionero, Jesucristo, Luz y Salvación, te llama para ser Misionero de su Misericordia, que se realizó este fin de semana  en el coliseo del colegio Claretiano.

Las diversas delegaciones venidas de las diferentes jurisdicciones eclesiásticas del país fueron acogidas con cariño por la Arquidiócesis de Trujillo, para revitalizar la experiencia misionera siguiendo el mandato de Nuestro Señor Jesucristo.

Las jornadas de este congreso estuvieron animadas por diversos talleres, dinámicas, cantos, alabanzas, testimonios y magistrales conferencias. Se resaltó la religiosidad popular de nuestro país como fortaleza de la misión, además de abrir nuevas perspectivas en la evangelización.

Monseñor  Miguel Cabrejos Vidarte OFM, agradeció la participación de cada uno de los fieles y destacó la realización de este evento. “Ha sido una bendición de Dios el haber realizado este congreso nacional misionero, porque hace revivir la esencia de la Iglesia, es decir, ser misionera, evangelizadora y que responda al mandato de Cristo de anunciar su Evangelio a todas las gentes”, sostuvo el prelado.

Ponentes internacionales

Reconocidos ponentes de México, Canadá, Croacia, España y Argentina ofrecieron a los participantes sus vivencias para fortalecer y animar la evangelización de los pueblos.

Por ejemplo, Mons. Gerardo Zerdín (Croacia), Obispo del Vicariato Apostólico de San Ramón exhortó a “vivir nuestro bautismo, nuestra misión y nuestra cercanía con Jesucristo, descubriéndolo como Persona, que se ha encarnado y que sigue estando presente, animándonos a través del Espíritu Santo”, dijo.

Esta actividad, promovida por el Arzobispado de Trujillo y las Obras Misionales Pontificias (OMP), estuvo presidida por la sagrada imagen de la Inmaculada Virgen de la Puerta de Moche, la “Cruz Peregrina” de los Jóvenes y las reliquias (sangre) del “Papa Peregrino” San Juan Pablo II, que permaneció durante las misas oficiadas.