Trujillo: “Crianza irresponsable conlleva a que muchas mascotas vivan en las calles en abandono”

“Eso debería cambiar. Falta mucho por hacer en este tema”, dijo el alcalde de Trujillo Mario Reyna Rodríguez, al dialogar con un grupo de alumnos de primaria de la I.E. Futura School, ubicada en la vía de evitamiento, que lo esperaron en Palacio Municipal para conocerlo, hablar sobre problemas de la ciudad y lo que se hace al respecto.

 

La Ley N° 30470, de Protección y Bienestar Animal, no precisa recursos para atender las obligaciones que prevé. La Municipalidad de Trujillo no tiene un albergue para mascotas en abandono, pero promueve la participación de entidades públicas, privadas y actores sociales involucrados, apoyando en la medida de sus posibilidades.

 

La autoridad señaló que hace poco a una persona que tenía un refugio la desalojaron y se quedó en la calle con las mascotas que protegía, por lo que temporalmente se les dio acogida en un área cerca del Real Plaza.

 

Los estudiantes también inquirieron sobre temas como la inseguridad en las calles, el estado de las pistas y la ocupación de veredas por los ambulantes, entre otros.

 

El burgomaestre señaló que la violencia e inseguridad en las calles está enraizada en América Latina y que en los últimos años se ha incrementado el accionar de la delincuencia común y organizaciones criminales.

 

Se necesita intervenir con un plan multisectorial, abordando el problema desde sus raíces. Esto implica generar oportunidades a los jóvenes para desarrollarse y puestos de trabajo; que se dote a la población de escasos recursos económicos con los servicios básicos y trabajar mucho con las familias, expuso.

 

El niño es como una planta, si crece torcida, cuando sea grande, será imposible enderezarla. Por eso se necesita fortalecer a la familia. Creo que por allí está la clave por donde se debe intervenir desde el Estado y conjuntamente con todas las instituciones y organizaciones relacionadas con este tema, añadió.

 

Respecto a los ambulantes, señaló que somos una comunidad no homogénea socialmente y con familias con muchas carencias, que necesitan trabajar en las calles para llevar el pan a sus hijos, pero hay que ordenarlos. De algunos lugares habrá que retirarlos. “Hay condiciones bastantes duras. El problema es complejo”, manifestó.