Trujillo en Línea. – ¿Cuáles son las posibilidades de ocurrencia de un fenómeno El Niño global fuerte a fin de año? ¿Y qué efecto tiene El Niño en los patrones climáticos globales? La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos ensaya algunas respuestas al respecto que se describen a continuación.
“El Índice Niño-3.4, que mide la temperatura de la superficie del Océano Pacífico tropical central, es nuestra métrica principal para El Niño. Fue 0,8 °C por encima del promedio a largo plazo (1991–2020) en junio, según nuestro conjunto de datos más consistente. Esto está cómodamente por encima del umbral de El Niño de 0,5 °C”, indica la NOAA en su más reciente reporte.
Agrega que el Índice Niño-3.4 promedio de tres meses, el Índice del Niño Oceánico (ONI), fue de 0.5 °C para abril-junio de 2023. “Para calificar como un año de El Niño y ser de color rojo en nuestro registro histórico, el ONI debe estar en o por encima del umbral durante al menos 5 períodos de tres meses. En este caso, las condiciones de El Niño tendrían que durar por lo menos el promedio de agosto a octubre para calificar”, asevera.
Patrón climático acoplado
La NOAA afirma que El Niño es un patrón climático acoplado, lo que significa que los cambios en la temperatura del océano están emparejados con cambios en la atmósfera.
Explica que estos cambios se manifiestan en la circulación de Walker, el patrón de circulación atmosférica a gran escala sobre el Pacífico tropical. “La circulación promedio de Walker es impulsada por las aguas muy cálidas en el lejano Pacífico occidental y consiste en aire ascendente y tormentas sobre el lejano Pacífico occidental e Indonesia, vientos de oeste a este en altura, aire descendente y condiciones secas sobre el Pacífico oriental, y los vientos alisios, vientos superficiales de este a oeste”, argumenta.
La NOAA precisa que El Niño cambia esta circulación al aumentar la cantidad de aire ascendente, nubes y lluvia sobre esas aguas más cálidas que el promedio en el Pacífico central. “Los vientos alisios y los vientos de nivel superior disminuyen la velocidad y la circulación general se debilita. Los vientos alisios más débiles permiten que la superficie continúe calentándose y nace un mecanismo de retroalimentación”, detalla.
Respuesta atmosférica
La evidencia de la parte atmosférica de El Niño incluye cambios en los vientos del Pacífico tropical y patrones de nubes. En esta etapa temprana de El Niño, la respuesta atmosférica está presente, pero aún bastante débil, especialmente en relación con las anomalías oceánicas.
“Observamos más lluvia y nubes sobre el Pacífico central y algunas condiciones más secas sobre Indonesia, lo cual es típico de El Niño. Además, el Índice de Oscilación del Sur Ecuatorial, una medida de la fuerza de circulación de Walker, estuvo en el cuarto inferior de todos los valores de junio, por lo que es respetablemente negativo (negativo indica más débil). Sin embargo, los eventos más fuertes de El Niño generalmente son precedidos por ráfagas de vientos alisios mucho más débiles, pero hasta ahora no hemos visto mucho de eso”, asevera.
“Un resultado potencial es una respuesta atmosférica más débil de lo que cabría esperar. La fuerza de la respuesta atmosférica está relacionada con el patrón de temperatura de la superficie del mar en los trópicos. Cuando El Niño es claramente la voz más fuerte en la sala, como lo fue durante El Niño de 1997-98, la respuesta atmosférica es clara. Sin embargo, cuando el Pacífico occidental y el resto de los trópicos también son cálidos, la respuesta puede ser más confusa. Este resultado es importante no solo para El Niño en sí mismo, sino también porque muchos de los impactos de El Niño en los patrones climáticos y meteorológicos globales se comunican en todo el mundo a través de estos cambios atmosféricos”, puntualiza.
Remarca que los vientos y las condiciones atmosféricas siempre fluctúan más de un mes a otro que las temperaturas de la superficie del océano, por lo que esta débil respuesta no es motivo para dudar del pronóstico. “Todavía es muy probable que El Niño continúe al menos hasta el final del año, pero este evento El Niño está ocurriendo en el contexto de un océano global muy cálido y no sabemos cómo el orbe cálido afectará la atmósfera de El Niño”, enfatiza.
El Niño presente hasta el verano 2024
La NOAA afirma que sus modelos climáticos informáticos predicen constantemente que El Niño continuará durante el invierno en el hemisferio norte y verano en el hemisferio sur, lo que proporciona una importante fuente de confianza.
“Además, hay bastante agua más cálida que el promedio debajo de la superficie del Pacífico tropical. De hecho, la temperatura del subsuelo en junio de 2023 fue el tercer valor de junio más cálido en nuestro registro, que se remonta a 1979. Este cálido subsuelo alimentará la superficie durante los próximos meses, ayudando a mantener las condiciones de El Niño”, anota.
Intensidad de El Niño
¿Qué hay de la fuerza potencial? Los valores máximos del índice Niño 3.4 de El Niño, también conocido como su pico, casi siempre ocurren entre noviembre y enero. “Estimamos alrededor de un 80 % de probabilidad de que este El Niño alcance su punto máximo con un Índice Niño-3.4 máximo de al menos 1,0 °C, un 50 % de probabilidad de al menos 1,5 °C y un 20 % de probabilidad de que supere los 2,0 °C”, proyecta.
“Estos umbrales son, respectivamente, cómo categorizamos eventos de El Niño moderado, fuertes y muy fuertes, pero esta es solo una clasificación informal. En general, cuanto más fuerte es la anomalía de la temperatura de la superficie del mar, más fuerte es la respuesta atmosférica y más consistente el patrón de los impactos remotos de El Niño en los patrones de lluvia y temperatura. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, el océano global cálido puede complicar esta relación”, aclara.
Dicho esto, El Niño sigue siendo nuestra mejor fuente de información para el tiempo y el clima estacionales venideros, a pesar de operar en un contexto de temperaturas globales más altas. El impacto de El Niño en los patrones globales de precipitación y temperatura es más fuerte en el invierno del hemisferio norte, tanto porque es cuando El Niño alcanza su punto máximo como porque la corriente en chorro, que está influenciada por El Niño, es un actor importante para el clima invernal.
“Otras partes del mundo pueden ver impactos antes de eso. La sequía de junio a agosto es común en la India, el continente marítimo, el este de Australia y el Caribe. El calor es común en el Caribe y partes de América del Sur. Y luego están las temporadas de huracanes tanto en el Pacífico oriental como en el Atlántico”, finaliza el más reciente reporte de la NOAA. (Fuente Andina)
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