Trujillo en Línea.- El arzobispo de Trujillo y primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, fue entrevistado por el diario La República, y entre otros temas se refirió a una posible mediación de la Iglesia en el conflicto desatado en Islay, como lo hizo en Conga.
El prelado aseveró que bastaría con la petición para que se haga de forma inmediata. Indica que es urgente detener la violencia en la provincia arequipeña y lamenta que haya incapacidad para resolver los reclamos de la población, que desconfía del Estado y de Southern.
Reproducimos esta interesante entrevista.
La Conferencia Episcopal Peruana invocó a la reflexión para que se restituya la paz en Islay, pero sigue la violencia ¿qué hacer?
El conflicto de Tía María tiene un parecido, por su origen y desarrollo, con Conga. Acá está fallando algo que es muy grave. Hay cuatro actores: el Gobierno central, las autoridades locales, la minera y la población, cuyos representantes, si no se sientan a dialogar crudamente, no hallarán la solución. Se deberían sentar el premier, los ministros de Ambiente, Energía y Minas y de Agricultura, con las autoridades locales, los responsables de la minera y de la población. Me parece también que están desestimando la idiosincrasia del arequipeño que tiene temperamento muy fuerte, es muy radical. Por eso digo, aunque parezca duro, hay incapacidad para resolver el conflicto.
¿Incapacidad de quién?
No podría... Es muy delicado decirlo porque no estoy cerca, no estoy metido... Lo real es que hay incapacidad incuestionable para resolver el conflicto. La población ya no solo se enfrenta a la empresa, sino también al Estado. Esto agrava el conflicto y está dilatando la solución. Casi nunca poner el Ejército y a la Policía al frente da resultado positivo. No negamos la importanca de la minería en el desarrollo económico del país, pero un proyecto minero no se puede imponer por la fuerza. Se requiere explicar, comunicar adecuadamente cómo se va a desarrollar y los beneficios que va a aportar al desarrollo de las personas. Solo a partir de la construcción de confianza se puede hablar de un desarrollo con legitimidad social, y eso se ha roto.
Ya van 5 los muertos desde que se inició el conflicto el 2011...
El método que están utilizando, desde mi punto de vista, está equivocado. Por eso digo que hay incapacidad para resolver el conflicto: se requiere buscar los interlocutores adecuados y sentarse, tomando al toro por las astas; dialogar y sacar conclusiones, pero sobre todo, evitar la violencia.
¿La Iglesia Católica podría mediar en el conflicto en Islay?
La Iglesia nunca resuelve los problemas, pero los apacigua. Por ejemplo, en Conga, el problema no se ha resuelto pero ya no hubo más muertes. En Islay hay que evitar que la violencia crezca. La Iglesia siempre está dispuesta a ayudar.
¿Aceptaría?
Debe ser el Gobierno el que lo pida oficialmente y habría que ver la persona adecuada, no es tan sencillo. También deben aceptar la minera, las autoridades locales y la población
¿Cómo se desarrollaría el diálogo si algunos dirigentes son cuestionados por un supuesto cobro a la minera y esta ha sido involucrada en el ilícito?
Es una denuncia que debe investigarse debidamente, sería un error grande engañar a la población de esa manera.
Mientras se buscan los interlocutores ¿podría haber tregua?
Claro que sí. El Gobierno debería buscar interlocutores para que esa tregua sea posible y sentarse a dialogar con los otros actores, no hay otro camino, es lo más racional y responsable.
¿Que le pediría a los actores del conflicto?
Al Gobierno, que no agote los esfuerzos para un encuenro dialogante; a la población, que se serene porque la violencia solo genera violencia; a los dirigentes, que busquen interlocutores capaces; y a la minera, que se abra al diálogo y cumpla con su responsabilidad social.(Entrevista La República)
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