Trujillo en Línea.- Bien dicen que los perros son los mejores amigos del hombre y Ñata no fue la excepción. Por horas acompañó el cuerpo inerte de su dueño, un indigente que falleció en medio de la plaza de armas de Wichanzao en La Esperanza.
Los restos de Remberto Purificación Oruna Ortiz fueron custodiados por la bóxer que se recostó a los pies de su amo a esperar que se levante en cualquier momento. No le importó la presencia de curiosos que le tocaron el pulso al difunto y lo cubrieron con periódicos y sacos a la espera del fiscal.
Al parecer, el fallecido tenía problemas con el alcohol y todas las mañanas iba a trabajar luego de dormir en el parque. La noche de ayer sufrió de un infarto que terminó con su vida.
Ñata se convirtió en su única compañía luego de ser abandonado por su ex esposa. La curó de la sarna cuando era cachorra y desde ahí lo siguió hasta sus últimos suspiros. Al costado de su amo, emitía gemidos que reflejaron la tristeza de perderlo. (Redacción Central)
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