Trujillo en Línea (Por Carlos A. Bocanegra García) .-A la fecha, se conoce evidencias marcadas del efecto del Cambio Climático sobre los ecosistemas y el clima de la tierra, pero poco o nada se dice del impacto que está ocasionando en el conocimiento empírico o conocimiento basado en la experiencia y que por siglos ha sido trasmitido de generación en generación.
A continuación pasaré a sustentar las ideas y hechos que afirman mi apreciación académica. Es indiscutible el retroceso de los glaciares, así como la variabilidad climática que se evidencia en climas extremos cada vez más frecuentes e intensos como es el Fenómeno El Niño, cuyas consecuencias son dramáticas desde la perspectiva ambiental, económica y social.
Pero este trastorno climático sin duda ha conducido a cambiar o destruir la base del conocimiento empírico como, por ejemplo, desde épocas milenarias, los agricultores, basaban su calendario de siembras y cosechas en el calendario climático estacional, vale decir, tomaban en cuenta la posición de los astros principalmente la Luna, las épocas de lluvias, así mismo los pescadores artesanales y ancestrales del mismo modo se hacían a la mar solo si la posición de la Luna les favorecía en su relación con las mareas.
En general, los pescadores de altamar conocen el lugar en el que se concentran los peces, aunque difícilmente tengan una elaboración teórica que lo sustente.
Antes de que existiera la meteorología, las personas ya sabían que cuando se juntaban muchas nubes de color oscuro, seguramente estaba por llegar la lluvia. Todo esto en la práctica desapareció, pues ya no se cuenta con las estaciones climáticas definidas, hace muchos años no se presenta el típico otoño y solo asistimos a dos estaciones verano largo y muy cálido, e invierno corto, e incluso se observa una combinación estacional en la costa norte donde en pleno invierno se alcanza temperaturas de 16 y 17 °C en las mañanas y tardes y de hasta 25 °C a medio día, llegando a ser comentado que estamos en una estación tipo sierra y tendiente a la tropicalización.
A diferencia del conocimiento científico, que es sistemático y metódico, el conocimiento empírico no lo es y es el que le permite al hombre conducirse en los asuntos cotidianos. Este no intenta lograr explicaciones racionales profundas, al menos en lo inmediato, y muchas de las veces fue el punto de partida para el surgimiento de bases teóricas formales y generalizables: el famoso ejemplo de la manzana de Newton, que dio pie al desarrollo de la Ley de la Gravitación Universal, ilustra muy bien esto.
Esta clase de conocimiento se caracteriza por responder directamente a una necesidad práctica. Los éxitos de las investigaciones empíricas se valoran desde el punto de vista práctico. Es mediante el conocimiento empírico que el hombre común conoce los hechos y su orden aparente, por eso, una particularidad del conocimiento empírico es la subjetividad de los criterios en los que se basa, pues permite resolver situaciones repetitivas. Solamente hay acciones y consecuencias.
El impacto del Cambio Climático global en la desaparición de la estaciones, es sostenida por diversos investigadores como Paul Beckwith, climatólogo de la Universidad de Ottawa (Canadá), quien ha presentado nuevos datos que demostrarían que las modificaciones en las corrientes del hemisferio norte pueden distorsionar la producción mundial de alimentos y dar lugar a “conflictos geopolíticos masivos”, pues afirma que el cambio de la situación de las corrientes en chorro del hemisferio norte podría poner fin a las estaciones climáticas tal y como las conocemos.
La información aportada por el climatólogo muestran que las corrientes en chorro del hemisferio norte, compuestas de aire húmedo y caliente, han modificado su posición y han cruzado el Ecuador, donde se han unido con las corrientes del hemisferio sur, compuestas por aire frío y seco, lo cual según el constituye un “caos climático y que debería merecer declarar una “emergencia climática global”.
El ecologista Robert Scribbler, menciona que el “cambio climático ampliado por la acción humana reduce la inclinación atmosférica desde el Ecuador a los polos, lo que permite que las corrientes en chorro se desvíen, lo cual constituye una ´distorsión climática´ que básicamente amenazaría a la integridad de estaciones del año”.
Este escenario de calentamiento global llevaría a la “muerte del invierno”, cuando el calor de verano envuelva la zona en la que en ese período debería hacer tiempo de invierno.
De continuar con esta distorsión climática, sin duda los estragos o consecuencias serán catastróficas, pues sin invierno, los cultivos y la distribución como abundancia de las especies y recursos naturales serán los primeros en colapsar y con ello la alimentación, costumbres, conductas y hábitos de las personas.
Sería bueno no tomarlo como una noticia, sino como una advertencia que nos permita tomar conciencia de que la sostenibilidad de la vida, está en función de la sustentabilidad ambiental. Estamos advertidos.
(* Carlos A. Bocanegra García- Biólogo Pesquero, Docente de la Universidad Nacional de Trujillo)
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