Trujillo en Línea.- El primer recuerdo que Oscar Cayo Vargas Ramos tiene de su mamá es de ella doblando la ropa de manera que pueda entrar en un pequeño cajón: “Siempre la vi trabajando, para que no me faltara nada. Y me enseñó desde niño a no depender de nadie: a preparar mis alimentos, lavar mi ropa y siempre doblarla. Luego, me di cuenta que así me educó porque sabía que en algún momento ya no iba a estar conmigo”.
En octubre de 2013, cuando Oscar estaba en tercero de secundaria, su madre falleció de cáncer. “Tenía la enfermedad y no nos dijo porque no quería preocupar a nadie, pero en ese año se agravó. No me dejé caer. Fue difícil pero terminé el colegio, siguiendo siempre el ejemplo que ella me ha dejado”, cuenta el joven de 22 años, natural de Iquitos.
María Elena Ramos Manrique fue madre y padre para Oscar. Ella abandonó los estudios para trabajar vendiendo productos de cosmética, lavando ropa ajena, acarreando tierra en construcción civil y como empleada del hogar. “Para mantenerme no solo a mí, también a mi abuelita, y hacer que sus hermanos, mis tíos, terminen sus estudios”, cuenta Oscar.
Gracias a la enseñanza de su mamá y de otras personas que por ella conoció, como la señora Bertha Núñez, él pudo ingresar a la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP), donde en la actualidad estudia la carrera de Ingeniería en Industrias Alimentarias becado por el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación, con la Beca Permanencia, a través de la cual recibe una subvención mensual.
Mamá Lupe
“Me esforcé bastante para tener buenas notas y pude ganar la beca. Y he motivado a otros jóvenes, que por no tener papá o mamá se van a los vicios, a que sigan mi ejemplo. Es como verme en un espejo: si yo puedo, tú también puedes”, detalla Oscar, que ya cursa el octavo ciclo de su carrera.
También en la UNAP estudia Jossie Olihua Icomena. Ella recuerda que a los siete años hizo un viaje largo desde Iquitos -donde nació- hasta la ciudad de Lima. “Viajamos en lancha y en bus porque mi mamá quería encontrar a mi papá, para que me diera su apellido. Solo eso. Nada más. No quería que más adelante yo tuviera dudas de mi identidad por tener los mismos apellidos de mi mamá”, explica.
A sus 20 años, Jossie asegura que no hubiera tenido problemas con los apellidos. “Yo la hubiera comprendido. Mi mamá nos ha sacado adelante a mi hermano y a mí vendiendo en el mercado Belén desde que yo recuerdo. Para mí ella ha sido mi mamá y mi papá. Yo quiero ser su orgullo. Por eso, estudio bastante y estoy en el décimo superior”, dice Jossie sobre Lupe Icomena Aspajo.
“La Beca Permanencia es para mí un regalo de Dios, un gran apoyo del Estado peruano. A los que no tenemos realmente nos ayuda económicamente. Hay días en lo que a mi mamá no le va bien en la venta, sobre todo con esta pandemia, y he podido aportar con los víveres. Pensar que lo estoy haciendo gracias a mis buenas notas, nos motiva mucho a mi familia a salir adelante”, enfatiza Jossie.
Tanto Jossie como Oscar destacan que sus madres son un ejemplo de esfuerzo constante y lucha para salir adelante. Hoy, ellas son el motor de sus vidas, las que les impulsan a ser mejores cada día y nunca rendirse por alcanzar sus sueños. La forma de retribuir el gran amor de sus madres la han encontrado claramente en ser excelentes estudiantes, ganadores de becas del Estado peruano.
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