Trujillo en Línea (Por Fray Héctor Herrera OP +).- Lc. 15, 1-3.11-32: Frente a las críticas que le hacen los fariseos, come con pecadores y no entra en los cálculos de los piadosos. Jesús, nos muestra su experiencia de Dios como Padre misericordioso y compasivo que acoge con amor y ternura a todos. Al hijo mayor (Israel) y al hijo menor (los paganos).
Jesús, nos enseña a vivir, buscar el amor y la misericordia de Dios como Padre, para salir al encuentro del otro. El hijo menor se marcha de la casa paterna, despilfarra todo lo que tenía. Tiene la valentía de reconocer sus errores (v.18), toma conciencia del regreso a la casa de su Padre y es bien acogido(vv.22-24).
Dios nos da la oportunidad, volver a recuperar nuestra dignidad como personas para hacernos nuevos en nuestro corazón y en nuestras actitudes. Nos ofrece un banquete, signo de alegría y reconciliación, compartir la mesa con todos, sin excluir a nadie. El banquete, es signo de la expresión del amor universal de Dios. Es comida que reconcilia, une y nos hace participar a todos.
El hijo mayor se siente celoso, endurece su corazón porque no ama, solo reclama derechos. Ha cumplido todo el legalismo. No ha desobedecido. Reprocha la actitud del hermano menor y no comprende la actitud del Padre. Igual nos puede suceder a nosotros cuando excluimos de la mesa a las personas sea por su condición social, pobreza, sexo, manera de pensar, credo. Porque no vemos la gratuidad del amor de Dios.
Jesús nos enseña a madurar como personas, compasivos y misericordiosos. Porque llevamos en nuestro interior la figura del hijo mayor y menor. Quiere que descubramos el rostro y la experiencia del Padre misericordioso que desea lo mejor para sus hijas, os para tratarnos como hermanos.
Es urgente, descubrir la experiencia de Dios misericordioso, sensibilizándonos con los que carecen de salud, los migrantes, pensando en proyecto del bien común, superando las rencillas, buscando la tolerancia, hacer las cosas bien hechas y a sentir con una mirada nueva que ese Dios está dentro de nosotros, cuando amamos y perdonamos. Porque sólo perdona el que ama. Sólo el que siente la experiencia del amor profundo de Dios puede decir al hermano yo te amo y te perdono, porque Dios es nuestro Padre misericordioso, que nunca nos abandona. Él nos enseña a construir una historia de amor, reconciliación, tolerancia: a todos nos da oportunidades para crecer, madurar. Sólo cuando corrijamos nuestra vida creceremos en el amor a Dios, en el amor y respeto por nuestro prójimo.
Como nos recuerda San Pablo “El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado” (2 Cor. 5,17) (DOMINGO 4º. DE CUARESMA. CICLO C. 31.03.2019 Lc. 15,1-3.11-32) (Escrito por Fray Héctor Hérrera OP +)
Publicado en Chimbotenlinea.com el 28 de marzo del 2019
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