Trujillo en Línea.- Mientras seguimos en aislamiento social contra la difusión del virus matador de la gente y de la ideología neoliberal depredadora que lo provocó, recordamos que el 22 de marzo fue el Día Internacional del Agua en tanto que el 21 de marzo fue el Día Internacional de los Bosques. Se trata de tres temas que están interrelacionados. Los bosques producen agua y si los deforestamos sin medida ni clemencia como lo estamos haciendo, los animales silvestres que viven en ellos, nos contagian virus con los que la parca nos llama a la puerta de nuestros hogares.
Las 3 D, el agua y los viejitos
El economista financiero Max Kaiser que comenta con Stacy Herbert en Russia Today RT2, sostiene desde hace meses que estamos en un proceso del tipo 3D, provocado adrede por los capitalistas neoliberales: Desglobalización, Desdolarización y Despoblación. La difusión del Corona Virus tiene que ver con estos tres procesos, pero sobre todo con la tercera “D”: eliminar gente. La ex mandamás del FMI Christine Lagarde ya desde el 2012 se había pronunciado al respecto: “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, ¡y ya!”3
Todos nos estresamos por no tener mascarillas ni alcohol en gel, pero la gran mayoría tiene la tranquilidad de poseer agua en sus casas y esto no es así para millones de peruanos. Según Fernando Momiy, director del Proyecto Infraestructura Natural para la Seguridad Hídrica de Forest Trends, estima que 3.4 millones (10.2% de la población) carecen de acceso a servicios de agua y 8 millones de peruanos (25.5%) no cuenta con acceso a servicios de alcantarillado.
Además, más de la mitad de la población – el 55.7% -, tiene acceso al suministro de agua las 24 horas al día y, en zonas rurales, cerca del 66%. Momiy sostiene que: “Si bien desde el Gobierno se están implementando medidas para abastecer de agua a la población sin acceso durante la emergencia, como su reparto gratuito a través de camiones cisternas, esto realmente no será suficiente si la enfermedad se propaga con más fuerza”. La atención de la emergencia está bien, aunque sea insuficiente, pero el científico Momiy sostiene que: “… será en vano enfocarse solo en esta infraestructura si no cuidamos el primer eslabón de la cadena de valor del agua, los ecosistemas que nos proveen de agua y que son cada día más amenazados: lagos y ríos sí, pero también bosques, bofedales, páramos y humedales”.
Además, debiendo estar en el Ministerio del Ambiente MINAM, el agua sigue “tupacamarizada” en términos institucionales y de políticas públicas: la ANA y los bosques, siguen estando en el Minagri para uso agropecuario, la DIGESA en el Minsa para la calidad de la misma, la cantidad en la SUNASS y SEDAPAL que dependen el Ministerio de Vivienda y el agua de mar en el IMARPE que depende de Produce.
Así celebramos este día 22 de marzo, mientras la distribución del agua en el Perú es asimétrica e injusta. Desde 1944 el Estado ha entregado casi medio millón de derechos de agua a compañías, asociaciones y personas naturales. Los “dueños del agua” son: la minería con 1.558 derechos de uso otorgados, con 232 licencias para extraer agua subterránea y 1.326 licencias son para capturar agua superficial.
Los bosques, el agua y los virus
El ecólogo Peter Daszak, investigador que preside EcoHealth Alliance, organización de investigación científica con sede en Nueva York y miembro de la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos, sostiene en una entrevista reciente para la BBC-Mundo que: “A medida que hacemos más contacto con la vida silvestre en nuestras actividades cotidianas, como la construcción de carreteras, la tala de bosques, el comercio de especies silvestres o la agricultura, estamos expuestos a estos virus. Lo hacemos en una escala exponencialmente creciente en el planeta debido al aumento de la población y nuestra huella ecológica. Es por eso que vemos más enfermedades.”
De manera que no le echemos la culpa de la zoonosis – enfermedad que los animales le trasmiten a los humanos - solamente a la sopa de murciélagos que se tomó un chino en el mercado mayorista de Wuhan o al pobre pangolín… sino también a la deforestación de bosques y al modelo depredador de los recursos naturales aquí en el Perú, en Europa, en Estados Unidos y en la China. De esta impronta depredadora nadie se escapa y no hay ideología que valga. Abusando nuevamente de una frase anterior atribuida a Bill Clinton durante su campaña de 1992 contra Bush padre: “Es el modelo estúpido ¡!”
Hacia un nuevo pacto socio-ambiental global y constitucional
Consecuente con ello, he sostenido que es indispensable un nuevo pacto socio-ambiental global y constitucional en el Perú, que ayude a combatir las plagas que nos acosan y que vaya al fondo de los problemas. Este pacto debería estar sustentado en la disolución cuanto antes del modelo ideológico del neoliberalismo extractivista exportador y depredador, que se ensaña contra los más pobres, los trabajadores, la región andino-amazónica, sus bosques y sus pueblos4. Los temas centrales para una agenda en el proceso de construcción de este nuevo pacto, considero que deberían ser al menos los siguientes:
1.Por una zona Andino-Amazónica/Rural/Natural protegida y manejada sosteniblemente desde abajo y adentro por los pueblos y culturas del mundo y no desde las transnacionales, para los de arriba y afuera.
2.Contra la militarización de los territorios andino-amazónicos, instalación de bases policial-militares y criminalización de los movimientos bajo el pretexto de la lucha contra el "narcoterrorismo".
3.Construir redes comunitarias de solidaridad en defensa de los Derechos Humanos, los territorios y las plantas maestras de los pueblos indígenas, como la hoja de coca, la ayahuasca y otras.
4. Contra la elaboración y ejecución de mega-proyectos carreteros, hidroviales, energéticos, hidrocarburíferos, mega monocultivos, mega proyectos mineros, minería artesanal-ilegal del oro aluvial, etc.
5. Conquistar información transparente y participación democrática en la ejecución, elaboración de estudios de impacto ambiental independientes y que los países y empresas transnacionales paguen por no extraer los recursos naturales.
6. Contra la venta de carbono sumido por los bosques y esquemas REDD como nueva quimera extractivista y emboscada contra los pueblos andino-amazónicos para la apropiación de sus territorios, culturas y saberes.
7. Impulsar propuestas de desarrollo territorial sostenible (DTS) con los pueblos y autoridades locales al centro y a la cabeza de las propuestas, con estrategias sociales, políticas, institucionales, medio-ambientales y técnicas de Zonificación Ecológica-Económica y de Ordenamiento Territorial (ZEE-OT).
8. Combatir con actividades productivas sostenibles, las actividades ilícitas – drogas, tala ilegal, minería informal, biopiratería, trata de personas, contrabando, etc. -, asociadas al neoliberalismo globalizado, al extractivismo, al neo-extractivismo y a la “economía verde”.
9. Cambiar los patrones de consumo, producción y energía ya que el extractivismo depredador basado en políticas neoliberales no da para más, por lo que se debe transitar hacia un post-extractivismo sustentado en la protección y uso racional de los recursos naturales, en el cambio del patrón energético basado en carbón y petróleo por energías renovables a fin de disminuir los gases de efecto invernadero (GEI) y el calentamiento global.
10. Reconocer la pluriculturalidad de nuestras sociedades y el rescate de los conocimientos ancestrales para la mitigación y adaptación al cambio climático, apoyando la seguridad alimentaria a través de la ampliación de los mercados locales y regionales, así como las fuentes hídricas y su uso racional debido a que los pobladores urbanos y rurales están sufriendo stress hídrico, lo que implica proteger las fuentes de agua, elevando las vallas ambientales para los proyectos mineros, petroleros y de otra índole.
11.Priorizar la pequeña y mediana agricultura familiar campesina, el manejo comunitario de bosques y la protección sostenible de los recursos ictiológicos por pequeños pescadores, así como detener el retorno a la latifundización de las tierras para biocombustibles, concesiones diversas y macro-producciones para la exportación de productos ajenos a la biodiversidad andino-amazónica, para orientarla a la producción agroalimentaria.
En resumen, en un contexto nacional e internacional de crisis sistémica, es de vida o muerte plantear alternativas al actual modelo de “desarrollo” con crecimiento insostenible, depredador de los recursos naturales, la biodiversidad, recorte de derechos ciudadanos y culturas. Propuestas de este tipo son casi la única salida para salvar al planeta y a los seres humanos en un contexto en el que como señala Naomi Klein “Esto lo cambia todo” (Naomi Klein, 2015). (Por: Hugo Cabieses Cubas* - Otra Mirada.pe)
1* Economista, licenciado en la Universidad del Pacífico, ex Viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales (2011), ex asesor parlamentario (2016-2017 y 2019), investigador del Instituto para el Desarrollo y la Paz Amazónica, activista del Foro Social Pan Amazónico FOSPA y militante socialista convicto y confeso.
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