Lunes, 27 Mayo 2019 - 2:00pm
Trujillo en Línea.- (Por: Ing. Jean Piers Chávez Sifuentes *).-El Perú es un país de alta sismicidad a consecuencia de su ubicación en el cinturón de fuego del Pacífico teniendo en nuestras placas tectónicas de Nazca y Sudamericana, una de las zonas de subducción más grandes del planeta. Lima y Ancash, se encuentran pasando por un largo silencio sísmico, manteniendo a la población con el gran temor de la pronta llegada de un terremoto de magnitud considerable.
La ciudad de Chimbote tiene entre sus antecedentes uno de los fenómenos telúricos más grandes suscitados en la historia del país; estamos hablando del Terremoto de 1970 con una magnitud de 7.9º en escala Richter, la cual causó estragos y desolación; generando la muerte de más de 70 mil personas y cientos de desaparecidos. El 31 de mayo cumpliremos 49 años de silencio sísmico y en cualquier momento se producirá un sismo pronosticado de mínimo 8.8° en escala Richter.
Los grandes sismos suscitados en la historia del Perú han demostrado que el método convencional de proporcionar la rigidez lateral suficiente a una edificación -ante solicitaciones sísmica severas ante grandes aceleraciones del terreno, como la que estamos en espera-, tiene un valor económico grande por las reparaciones considerables que el evento produce.
En Chimbote predominan los suelos blandos, las aceleraciones causadas por el sismo tenderán a incrementarse, produciéndose adicionalmente una licuación de sus suelos, por la pérdida de su capacidad de soporte axial y cortante. Las partículas del terreno también se separarán debido a la presión de sus poros y la napa freática subirá sustancialmente; convirtiéndose en un fango, que lamentablemente producirá que toda estructura pierda estabilidad, ocasionando asentamientos diferenciales con el probable colapso de las estructuras.
En varias regiones del país se comenta que los temblores liberan energía sísmica y que es bueno, pero esta versión es falsa. Los movimientos telúricos de 8.8° ° -como el dado en Chile el año 2010, en la ciudad de Concepción-, son los que realmente liberan energía; con estos movimientos es como si se hiciera explotar más de 67,000 bombas de Hiroshima o mil millones de toneladas de TNT.
Con el presente artículo busco que la gente tome conciencia y se dé cuenta del peligro en que estamos. Evitemos la autoconstrucción, contratemos a especialistas en construcciones antisísmicas con diseños sismo resistentes para nuestras viviendas, edificios multifamiliares, hospitales, etc., pensemos en nuestro futuro y el de nuestras familias -buscando un costo/beneficio-, para cumplir con la filosofía que nos da nuestra norma E-030, Diseño sismo resistente, que es el de preservar la vida humana y que ninguna estructura tiene que colapsar por más altas que sean las aceleraciones causadas por un gran terremoto.
Actualmente me encuentro estudiando una maestría en ingeniería estructural, en la Universidad Politécnica de Cataluña, en Barcelona, España, siendo mi deseo; que al regresar a mi país crear e implantar dispositivos de protección sísmica, como aisladores y disipadores, con la gran diferencia de que sean económicos y estén al alcance de todos (en especial para mi querida ciudad de Chimbote).
Por la estratigrafía de nuestra ciudad, no deben esperar que los movimientos se incrementen para salir a las calles, ya que al ser el suelo del tipo S3, al primer ruido que se presente puede ser un anuncio de un sismo de grandes proporciones.
Ante mínimos movimientos telúricos mantengamos la calma y evacuemos las edificaciones de manera ordenada. Si se encuentran en edificios altos, busquen ascensores y ubíquense en esa zona, ya que estos tienen muros de concreto armando y por ello tienen la capacidad de absorber fuerzas de corte considerable, que lograría una mejor protección a su integridad física.
(*) Egresado de Ingeniería Civil de la UCV Chimbote
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