Trujillo en Línea.- En Perú, menos del 5 % de la Población Económicamente Activa (PEA) está conformada por trabajadores técnicos, mientras que los países industrializados cuentan con una mayor fuerza laboral de este personal que da sosteniendo a su aparato productivo. Esto es consecuencia, en alguna medida, de la escasa vinculación que existe entre el sector productivo y la educación superior tecnológica.
Así lo revela un estudio realizado por el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace), titulado “Educación tecnológica y producción: Experiencias de articulación de los institutos de educación superior tecnológica con el sector productivo”.
En dicho documento se da a conocer la cantidad de alumnos matriculados en instituciones de educación superior tecnológica. De su análisis, se observa que en total existen 400 mil 072 estudiantes matriculados, siendo Lima la región que ocupa el primer lugar con 198 mil 916 estudiantes en dicho nivel educativo.
En segundo lugar se encuentra Arequipa con 23 mil 952 matriculados; seguida de Cusco con 19 mil 306. La cuarta y quinta posición están ocupadas por La Libertad (17,944) y Junín (17,707), respectivamente.
Las regiones con menor cantidad de alumnos de educación superior tecnológica matriculados en 2016 son: Tumbes (1,731), Pasco (2,149) y Madre de Dios (565).
Según la investigación del Sineace, la población de jóvenes peruanos está compuesta por personas entre los 15 y los 29 años de edad, equivalente a un 28%, aproximadamente, de la población total del país.
Cabe señalar, que en 2016 existían en el país 774 institutos superiores tecnológicos y 197 institutos de educación superior pedagógica.
Al respecto, la directora de Evaluación y Acreditación de Institutos y Escuelas de Educación Superior del Sineace, Pilar Saavedra Paredes, sostuvo que esta ampliación de la oferta educativa influyó en la cobertura, incrementándose significativamente el número de estudiantes matriculados en el sistema de educación superior.
Sin embargo, mientras ocurría este crecimiento, dijo, “no se contaba con criterios oportunos para valorar la calidad educativa. Así se vio comprometida la calidad del sistema. Y los institutos de educación superior tecnológica no estuvieron al margen de este problema”.
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